Como a la gran mayoría de moteros nos gusta realizar una rutilla algún fin de semana que otro, juntarnos en un lugar y tomar un buen almuerzo con las tres b «BBB». En nuestro caso las tres B no tienen nada que ver en si con la letra, son, variedad, calidad y precio asequible y eso es lo que encontramos en nuestro destino, «Cal Miguelón».
Quedamos temprano, como siempre, en el punto de encuentro fijo del grupo, un Restaurante Viena de nuestra localidad, desde siempre hemos quedado todos alli, hacemos un cafecito, nos ponemos al día, organizamos la ruta y nos vamos para nuestro destino, en esta salida en concreto finalmente éramos 10.
Fue una ruta de una hora aproximada, de montaña, con algunas curvitas, subidas y bajadas, en la que todos nostros disfrutamos tanto del paisaje como de los compañeros que nos cruzábamos por el camino y saludábamos, eso si, respetando la velocidad a causa de los múltiples radares.
Llegámos sobre las 11h a nuestro destino, «Cal Miguelón» y estaba realmente lleno, un punto a favor del restaurante es el aparcamiento, tiene de sobras, tanto para coche como para moto, así que si llegas un poco más tarde no te preocupes, siempre tendrás dónde aparcar.
Nos quedamos en la terracita, a la sombra, que es donde mejor se está después de llevar durante casi una hora el casco puesto y la chaqueta con protecciones, necesitábamos respirar y que nos diera un poquito el aire.
Para comer pedimos de todo, cualquier plato está exquisito en «Cal Miguelón», desde unos callos a unas judías o patatas fritas, TODO. Aunque mi preferido son los callos.
Echamos unas buenas risas en compañía de buena gente, muchas risas, hacía tiempo que no reía tanto y nos pusimos las botas a comer, qué más se puede pedir?, fue un gran día.
«ME GUSTARÍA MUCHO TENER MÁS DÍAS COMO ESTE EN LOS QUE SE OLVIDA TODO Y SE RECUERDA MÁS»
