Creo que no hay una mejor descripción para nuestro siguiente post y para nuestro miembro del grupo, en este caso es mujer, y realmente es «indómita». Siempre se ha dicho que las mujeres moteras son especiales, ni mejor ni peor, tan sólo diferentes y creo que es totalmente cierto.
Su nombre es Yolanda, Yoli para los amigos, es madre, esposa, mujer trabajadora y motera.
¿Queréis conocerla un poco mejor? Vamos alla!!!
La pasión de Yolanda por las motos vino desde muy temprano, desde que era muy pequeña, con 8 o 9 años veían a sus primos mayores en el pueblo con motos grandes, nada más verlos supo que ella quería una moto, ahí empezó el gusanillo.
Desde entonces le decía a su padre que quería una moto grande y que se iba a comprar una cuando pudiera a lo que éste le respondió:
«MIENTRAS YO VIVA NO TE COMPRARÁS UNA MOTO»
Creo que esa fue la respuesta de la mayoría de los padres con hijas moteras años atrás.
Yolanda decidió entonces que cuando se independizase se compraría una moto pero de momento tendría que conformarse con ir de paquete cuando salía con su prima que tenía una Yamaha Jog.
Por regla general a todo motero no le gusta para nada ir de paquete y Yolanda no es la excepción pero por lo menos era la única manera por aquel entonces de poder subir a una moto.
Siempre miraba marcas y modelos de moto para ver cuál sería la que mejor le encajara, hasta que un día conoció a su media naranja, al que hoy en día es su marido, otro amante de las motos.
Que tu pareja sea motero a veces es bueno y veces no, porque una pareja motera sin moto es impensable, acaban con motos si o no y eso fue lo que pasó en este caso un día como otro cualquiera paseando, Yoli iba pensando en la Honda Scoopy 125cc, en azul, cómo no, su color favorito, así es que entraron en un concesionario y cuando ya estaban arreglando los papeles vio una Honda Varadero 125cc en color naranja.
A casi todos los moteros nos pasa, que cuando vemos nuestra alma gemela de dos ruedas el corazón nos dá un pálpito y eso fue lo que le ocurrió a Yoli, ese día decidió que la Honda Varadero era su moto.
yes la moto que siempre ha estado con ella, en las rutas, aunque fuera la última por falta de motor ahí estaba ella.
Fue entonces cuando decidió sacarse el carnet A2 para poder llevar motos de más cilindrada, cuando lo consiguió comenzó a pensar en una GS y de repente un día dijo:
«NO QUIERO UNA GS, DEFINITIVAMENTE QUIERO UNA HARLEY DAVIDSON»
Imaginaros la cara de su marido preocupado por ella y por la gran elección que había hecho pero la comprendió así es que compraron una Harley Davidson Sportster 883cc en color azul, el favorito de Yoli.
Al final su marido también se enamoró de la Harley Davidson así que como Yoli se quedaba sin moto se compró hace dos años una Macbor 500cc en azul, cómo no, su color.
Lamentablemente no puede conducirla, ni la suya ni ninguna, ya que le han realizado dos operaciones de hombro sin éxito y el dolor y la limitación de movimiento del mismo le impiden cogerla.
Ella tan sólo desea que esto acabe pronto y palabras textuales:
«PODER COGER MI MOTO Y LLEVAR A MI HIJO DETRÁS A DAR UNA VUELTA QUE LE GUSTA MUCHÍSIMO»
De momento se conforma a regañadientes con ir al parking y encenderla para que la batería no se muera y es su marido el que se encarga de sacarla de vez en cuando.
«ÁNIMO YOLI, TODO PASA, YA VERÁS COMO DENTRO DE POCO NOS DAS CAÑA CON TU MOTO EN LAS RUTAS»